"QUIERO MOSTRAR EL ROSTRO DE LA SENCILLA Y ANÓNIMA"
Él es un caminante de las calles capitalinas, el
visitante de esos rincones que no dan indicio de regeneración, el que encuentra
la identidad y el universo mismo en el rostro del habitante anónimo de la
ciudad. Si hace 20 años Revelo expresaba esa ciudad a través de un arte
neofigurativo y neoexpresionista (en el 93 ganó el Mariano Aguilera, con
‘Interior’), sus búsquedas y necesidades fueron mutando hacia el realismo y el
hiperrealismo.
En ese proceso se entrecruzan bajones anímicos, viajes a Miami y
Los Ángeles, estadías en España, contactos con la pintura de Antonio López y de
Claudio Bravo... y el regreso a Quito. El regreso para descubrir la topografía,
la calle y el bache, para mirarse hacia dentro. Ese camino hacia el realismo y
lo figurativo le ha granjeado más de una crítica de sus colegas; pero él se
mantiene en ello repensando su oficio y las temáticas que trabaja. Ahora dice
no atarse a nada, ni a estilos ni a técnicas ni a tendencias... dejar que el
arte fluya. Eso sí, se mantiene dentro de la pintura.
Carlos ve al espacio
bidimensional de la pintura como contemporáneo; para él, el video, el
performance, la instalación no son imprescindibles en este momento. Incluso
adivina facilismo en algunas de esas búsquedas. En ‘Rostros’ se siente al
pincel haciendo piel y arrugas, sombras y vellosidades, pero la mayor
expresividad no radica en el gesto sino en la mirada: son ojos que interpelan y
que reflejan al observador. La mayoría no lleva nombre son solo rostros, como
las caras que pasan y se desvanecen en las paradas del autobús, en las plazas y
los bulevares. Se halla en ello, además, una relación con la marginalidad. Hay
otros que sí llevan nombre, son los rostros de sus amigos, de su familia. Por
eso esta muestra es también íntima.
Él es un caminante de
las calles capitalinas, el visitante de esos rincones que no dan indicio
de regeneración, el que encuentra la identidad y el universo mismo en
el rostro del habitante anónimo de la ciudad. Si hace 20 años Revelo
expresaba esa ciudad a través de un arte neofigurativo y
neoexpresionista (en el 93 ganó el Mariano Aguilera, con ‘Interior’),
sus búsquedas y necesidades fueron mutando hacia el realismo y el
hiperrealismo. En ese proceso se entrecruzan bajones anímicos, viajes a
Miami y Los Ángeles, estadías en España, contactos con la pintura de
Antonio López y de Claudio Bravo... y el regreso a Quito. El regreso
para descubrir la topografía, la calle y el bache, para mirarse hacia
dentro.
Ese camino hacia el realismo y lo figurativo le ha granjeado más de una
crítica de sus colegas; pero él se mantiene en ello repensando su oficio
y las temáticas que trabaja. Ahora dice no atarse a nada, ni a estilos
ni a técnicas ni a tendencias... dejar que el arte fluya. Eso sí, se
mantiene dentro de la pintura. Carlos ve al espacio bidimensional de la
pintura como contemporáneo; para él, el video, el performance, la
instalación no son imprescindibles en este momento. Incluso adivina
facilismo en algunas de esas búsquedas.
En ‘Rostros’ se siente al pincel haciendo piel y arrugas, sombras y
vellosidades, pero la mayor expresividad no radica en el gesto sino en
la mirada: son ojos que interpelan y que reflejan al observador. La
mayoría no lleva nombre son solo rostros, como las caras que pasan y se
desvanecen en las paradas del autobús, en las plazas y los bulevares. Se
halla en ello, además, una relación con la marginalidad. Hay otros que
sí llevan nombre, son los rostros de sus amigos, de su familia. Por eso
esta muestra es también íntima.
Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://elcomercio.com/cultura/Carlos-Revelo-realismo-rostros-ciudad_0_611938884.html. Si está pensando en hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. ElComercio.com
Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://elcomercio.com/cultura/Carlos-Revelo-realismo-rostros-ciudad_0_611938884.html. Si está pensando en hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. ElComercio.com
Él es un caminante de
las calles capitalinas, el visitante de esos rincones que no dan indicio
de regeneración, el que encuentra la identidad y el universo mismo en
el rostro del habitante anónimo de la ciudad. Si hace 20 años Revelo
expresaba esa ciudad a través de un arte neofigurativo y
neoexpresionista (en el 93 ganó el Mariano Aguilera, con ‘Interior’),
sus búsquedas y necesidades fueron mutando hacia el realismo y el
hiperrealismo. En ese proceso se entrecruzan bajones anímicos, viajes a
Miami y Los Ángeles, estadías en España, contactos con la pintura de
Antonio López y de Claudio Bravo... y el regreso a Quito. El regreso
para descubrir la topografía, la calle y el bache, para mirarse hacia
dentro.
Ese camino hacia el realismo y lo figurativo le ha granjeado más de una
crítica de sus colegas; pero él se mantiene en ello repensando su oficio
y las temáticas que trabaja. Ahora dice no atarse a nada, ni a estilos
ni a técnicas ni a tendencias... dejar que el arte fluya. Eso sí, se
mantiene dentro de la pintura. Carlos ve al espacio bidimensional de la
pintura como contemporáneo; para él, el video, el performance, la
instalación no son imprescindibles en este momento. Incluso adivina
facilismo en algunas de esas búsquedas.
En ‘Rostros’ se siente al pincel haciendo piel y arrugas, sombras y
vellosidades, pero la mayor expresividad no radica en el gesto sino en
la mirada: son ojos que interpelan y que reflejan al observador. La
mayoría no lleva nombre son solo rostros, como las caras que pasan y se
desvanecen en las paradas del autobús, en las plazas y los bulevares. Se
halla en ello, además, una relación con la marginalidad. Hay otros que
sí llevan nombre, son los rostros de sus amigos, de su familia. Por eso
esta muestra es también íntima.
Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://elcomercio.com/cultura/Carlos-Revelo-realismo-rostros-ciudad_0_611938884.html. Si está pensando en hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. ElComercio.com
Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://elcomercio.com/cultura/Carlos-Revelo-realismo-rostros-ciudad_0_611938884.html. Si está pensando en hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. ElComercio.com
Él es un caminante de
las calles capitalinas, el visitante de esos rincones que no dan indicio
de regeneración, el que encuentra la identidad y el universo mismo en
el rostro del habitante anónimo de la ciudad. Si hace 20 años Revelo
expresaba esa ciudad a través de un arte neofigurativo y
neoexpresionista (en el 93 ganó el Mariano Aguilera, con ‘Interior’),
sus búsquedas y necesidades fueron mutando hacia el realismo y el
hiperrealismo. En ese proceso se entrecruzan bajones anímicos, viajes a
Miami y Los Ángeles, estadías en España, contactos con la pintura de
Antonio López y de Claudio Bravo... y el regreso a Quito. El regreso
para descubrir la topografía, la calle y el bache, para mirarse hacia
dentro.
Ese camino hacia el realismo y lo figurativo le ha granjeado más de una
crítica de sus colegas; pero él se mantiene en ello repensando su oficio
y las temáticas que trabaja. Ahora dice no atarse a nada, ni a estilos
ni a técnicas ni a tendencias... dejar que el arte fluya. Eso sí, se
mantiene dentro de la pintura. Carlos ve al espacio bidimensional de la
pintura como contemporáneo; para él, el video, el performance, la
instalación no son imprescindibles en este momento. Incluso adivina
facilismo en algunas de esas búsquedas.
En ‘Rostros’ se siente al pincel haciendo piel y arrugas, sombras y
vellosidades, pero la mayor expresividad no radica en el gesto sino en
la mirada: son ojos que interpelan y que reflejan al observador. La
mayoría no lleva nombre son solo rostros, como las caras que pasan y se
desvanecen en las paradas del autobús, en las plazas y los bulevares. Se
halla en ello, además, una relación con la marginalidad. Hay otros que
sí llevan nombre, son los rostros de sus amigos, de su familia. Por eso
esta muestra es también íntima.
Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://elcomercio.com/cultura/Carlos-Revelo-realismo-rostros-ciudad_0_611938884.html. Si está pensando en hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. ElComercio.com
Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://elcomercio.com/cultura/Carlos-Revelo-realismo-rostros-ciudad_0_611938884.html. Si está pensando en hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. ElComercio.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario